Último discurso en Plaza Lavalle

Discurso de Memoria Activa  – Plaza Lavalle – Por Diana Malamud –  27-12-2004

No fueron estas baldosas, ni los árboles, ni este monstruoso edificio que se erige a nuestras espaldas carente de sentido y de justicia lo que me acompañó durante estos 10 años y medio, cada lunes por la mañana.

Fue la gente que llenaba con su presencia vacíos difíciles de soportar.

Lunes dolorosos en los que el sonido del shofar me desgarraba el alma.

Lunes enojosos en los que la mentira y la sensación de impunidad me resultaban intolerables.

Esta plaza fue para mí un camino, una vereda por donde transitaba una lucha que con el tiempo comenzó a bifurcarse y a encontrar otros caminos.

Hicimos aquí lo que nadie hubiese hecho por nosotros: le contamos al mundo que un lunes como este el odio asesino mató a nuestros familiares en la AMIA.

Gritamos lo que nadie hubiese gritado por nosotros, denunciamos lo que nadie hubiese denunciado por nosotros y dijimos con nombre y apellido todo lo que la impunidad y el poder querían ocultar.

Y en estos caminos que no son estancos elijo hoy seguir caminando hacia otros desafíos,  a otro estadío de la lucha por verdad y justicia.

Nos esperan muchos tribunales, muchas causas y seguramente muchos más dolores, sin embargo asumo el compromiso de seguir y de encontrar otras manifestaciones tan importantes como esta plaza y me encantaría hacerlo junto a todos ustedes.

La Plaza Lavalle tendrá para siempre algo de nosotros y nosotros tendremos para siempre algo de ella. Y algún día caminaré nuevamente por aquí y le mostraré a mis nietos los nombres del monumento, y les contaré la historia, esta historia que logramos hacer entre todos los que algún día vinimos a esta plaza. Les contaré de esta historia que hoy cumple una etapa, les contaré del dolor de la injusticia.

Nos falta mucho trabajo aún para que este país cambie, seguiré intentando aportar aunque más no sea un granito de arena cada día. Ojalá pueda llevar por siempre dentro mío la fuerza de vida, de esperanza y de lucha que ha tenido esta plaza cada lunes a la mañana cuando intentamos despertar por la mañana una justicia tan dormida.

Gracias a todos los que cada lunes de una u otra forma me abrazaron con amor y me enseñaron que seguir valía la pena.